Glosas
... un espacio para hablar desde San Miguel
Enrique García y García*
AQUAE CUSTODES
… en acción.
La noticia que acaparó recientemente los encabezados de
los periódicos abajeños fue la aparición de cientos de peces flotando en la
superficie de la emblemática presa de
Los Santos en Guanajuato Capital, en las inmediaciones del barrio de Marfil.
Los diarios la calificaron como ecocidio. Mal.
El
tema es altamente preocupante debido a la gran cantidad de cuerpos de agua de
este tipo y no solamente en Guanajuato sino en todo el Bajío. La razón es
clara, pues la aridez de la zona ha obligado a construir todo tipo de
receptores de agua de lluvia para satisfacer las necesidades de la población.
En
la Glosas anteriores me refería
al amanalli que fue construido hace
mil años para proveer agua potable al santuario de Cañada de la Virgen. En el
caso que nos ocupa, la presa de Los Santos fue edificada para el abasto de agua
de varias haciendas de beneficio de mineral en el siglo XVIII. De acuerdo a los
registros existentes del embalse, éste fue terminado en 1778, años de bonanza
minera que se refleja incluso en la ornamentación de la cortina. Sobre ella hay
ocho pilastras sobre las que están colocados otros tantos santos y de ahí la
razón de su nombre. Pocas presas en el Bajío son tan hermosas como la que hacemos
referencia.
En
el año de 1904, Don Pedro González publicó su obra "Geografía Local del
Estado de Guanajuato" y en ella destaca la existencia de muchas presas en
la Ciudad Capital, algunas que sobresalen por su tamaño y otras más por la belleza
de sus elementos. Como ejemplo de las primeras sobresale la presa de La
Esperanza, que tenía como fin primordial el abastecimiento de la población
capitalina. Como parte integral del embalse, era notorio el enorme tinaco que
decantaba los sedimentos para que el agua cubriese los requisitos para el
consumo humano. Recuerdo que el amanalli
prehispánico tenía otros accesorios hidráulicos para el mismo fin.
El
cuidado del agua superficial siempre había sido una prioridad pues no había
otra fuente de abasto, tanto para el consumo humano como para la industria
minera y la agricultura. A partir de la utilización del agua subterránea, el
agua de superficie pasó a un segundo término. Es notorio el abandono de ella al
grado que muchas presas, bordos, cajas de agua y demás depósitos fueron
destruidos y los que se conservan están en situaciones deplorables. El caso en
comento es una muestra de ello. Increíble y preocupante.
A
partir del suceso en la presa empezaron las conjeturas y diferentes grupos se
abocaron a tomar muestras de las aguas para medir diferentes características.
Los resultados dados a conocer por las autoridades y los medios han sido
incongruentes y equivocados para el suscrito, dejando ver desconocimiento de
aspectos básicos de la calidad del agua, la forma de medirla y sus
consecuencias.
Se
dice “que la causa de la muerte de los peces fue la falta de oxígeno y un pH
muy alto causado por el derrame de algún acido, o tal vez la contaminación
bacteriana por la descarga de aguas negras al embalse”. Todo un enredo para
quien lee las notas y equivocado para los que nos dedicamos diariamente al
cuidado y vigilancia de los cuerpos de agua. Tal parece que llamarán a más
expertos para dilucidar el problema. Estaré atento.
Hace
poco tuve oportunidad de impartir un Taller para niños dispuestos a convertirse
en vigilantes de sus cuerpos de agua en el Parque Explora de León, Guanajuato, y como inducción al mismo les
narré un cuento en el que se destaca que los niveles bajos de oxígeno en el
agua se originan por la presencia de nutrientes, bacterias, partículas en
suspensión, temperatura elevada y un pH bajo, es decir, acido. Y lo más importante, ¿cómo medir esas
variables?
Todo
lo anterior se hace con base en el programa “Reto mundial de la Vigilancia del
Agua” www.WaterMonitoring.org con el que estamos formando brigadas de aqua custodes, vigilantes del agua, que
indudablemente podrían dar su punto de vista en el caso que nos ocupa, ya que
las mediciones que hacen, si bien son elementales (oxígeno disuelto,
temperatura, pH y turbidez) son parámetros formales que caracterizan la calidad
del agua.
Ya
tenemos verdaderos aquae custodes y
sobre todo … están en acción.
24 de agosto del 2012
Cualquier
comentario referente a esta columna es bien recibido en mi correo
electrónico: ptfsc@prodigy.net.mx y también en twitter
@fisicogarcia
* De familia sanmiguelense de
antaño, el autor es Físico Nuclear, egresado de la UNAM, con diversas
especialidades en energía, agua y transferencia
de tecnología; autor de cinco libros
de divulgación técnica, dos más por publicarse, y una centena de publicaciones
afines; editorialista en diversos periódicos nacionales, en temas humanistas y
técnicos; consultor independiente con sede en San Miguel de Allende, Gto.
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